martes, 27 de abril de 2010

Caritas in Veritate (29Jun09): El Papa pide una "autoridad mundial" para controlar la crisis económica

http://www.clarin.com/diario/2009/07/08/elmundo/i-01954657.htm - 29 Jun 09
El Papa pide una "autoridad mundial" para controlar la crisis económica

La Encíclica de Benedicto XVI: El Vaticano difundió "Caritas in Veritate"

Lo reclamó en una nueva encíclica, en la que exige un orden financiero más ético.

Pocas horas antes del comienzo en la ciudad de L'Aquila, a unos cien kilómetros de aquí, de la reunión cumbre de las grandes potencias industriales en el G8 y las que están emergiendo como China, la India y Brasil, el Papa lanzó su esperada encíclica social. En ella, Benedicto XVI propone gobernar la crisis social devastadora que vive el planeta globalizado con un postcapitalismo que permita superar a un mundo financiero "sin Dios" y "sin ética" que ha hecho descarrilar a la economía mundial.

La encíclica fue presentada a los periodistas "vaticanistas" ayer en una conferencia de prensa en el Vaticano. El cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, afirmó que Caritas in veritate "anima a la sociedad a superar la crisis".

Benedicto XVI, un tradicionalista que ha sido emotivamente afectado por la vastedad de la crisis global y el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y los países pobres, propone una utopía concreta que auspicia "una reforma urgente de la ONU" y "una autoridad política mundial" para gobernar el sistema financiero mundial que "goce de una verdadero poder efectivo para garantizar el desarrollo de la justicia y los derechos humanos".

En un documento de 136 páginas dividido en seis capítulos, que respiran la atmósfera de las grandes encíclicas sociales de sus predecesores, como la Populorum Progressio de Pablo VI, en 1967, y la Sollicitudo rei socialis de Juan Pablo II, de 1988, Benedicto XVI ataca duramente los excesos del sistema capitalista y reclama una globalización del rostro humano, que ponga a las personas y a los valores éticos en el centro de un mercado regulado y protegido de los abusos, que han caracterizado la codicia de la "desregulación" del capitalismo financiero.

La encíclica fue elaborada desde hace al menos dos años, pero el estallido de la crisis en setiembre 2008 y el viaje de Benedicto XVI a la realidad dramática de Africa lo convencieron de que era necesaria una encíclica del más alto nivel ante las dimensiones de la crisis de un mundo capitalista que debía ser superado con nuevas ideas y propuestas de fondo.

Caritas in Veritate (Caridad en la verdad), que es la tercera encíclica del Papa en sus cuatro años de reinado, está dirigida a los 5000 obispos de la Iglesia y a los 1130 millones de fieles católicos bautizados de todo el mundo. El Papa, que también hace referencias religiosas a la ética basada en la ley de Dios y los principios cristianos, y que repudia nuevamente el aborto, las manipulaciones genéticas, el ateísmo y el control de los nacimientos, afirma que la sociedad debe "defender los derechos inalienables de los trabajadores", critica la precariedad laboral y pide "acogida y respeto para los inmigrantes", que "no son una mercancía sino seres humanos".

El desarrollo, afirma el Pontífice, "es un factor positivo que ha sacado de la miseria a millones de personas". Pero "está aquejado por desviaciones y problemas dramáticos que la actual crisis ha puesto más de manifiesto". Asimismo, considera que una actividad financiera "mal utilizada y en buena parte especulativa" ha causado "efectos perniciosos sobre la economía real" y los flujos migratorios han sido con frecuencia "provocados y no gestionados adecuadamente".

"Es necesario -sostiene- que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones". Y agrega que "la globalizacion no es buena ni mala. Será lo que la gente haga de ella".

Benedicto XVI considera que "responder a las exigencias morales más profundas de la persona tiene también importantes efectos beneficiosos en el plano económico. En efecto, la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera sino de un ética amiga de la persona".

En otro tramo de la encíclica, el Papa señala: "Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera autoridad política mundial, que debe atenerse a los principios de subsidiariedad y solidaridad".

El Papa también demuestra su gran preocupación por los problemas del medio ambiente, sin duda de cara a la asamblea mundial sobre el clima que tendrá lugar a fin de año en Copenhague, la capital de Dinamarca. Benedicto XVI considera que "un grave impedimento para el desarrollo de los países pobres" es el acaparamiento, que denuncia, de los recursos por parte del Estado y de grupos de poder.

"Las sociedades tecnológicamente avanzadas pueden y deben disminuir la propia necesidad energética, mientras debe avanzar la investigación sobre las enegías alternativas". Pero las causas del subdesarrollo no son solo materiales. El progreso humano "viene negado y deshumanizado" si no hay una perspectiva de vida eterna.

"La sociedad cada vez más globalizada nos acerca pero no nos hermana y hay que movilizarse para que la economía evolucione hacia salidas plenamente humanas", señala la Caritas in veritate.

El exclusivo objetivo de ganar, de tener más sin el bien común como último fin, "amenaza con destruir la riqueza y crear pobreza".

El documento del Papa también ataca el proceso de deslocación de las producciones de los países más avanzados y con un costo del trabajo más alto hacia las naciones pobres. También condena los recortes en el gasto social que se registraron en los últimos años y que han aumentado a partir de la actual crisis social.

"Los operadores financieros deben redescubrir el fundamento propiamente ético de su actividad. Hay que reglamentar el sector para dar garantías a los sujetos más débiles", afirma Benedicto XVI. El Papa apoya las medidas de regulación que se apresta a adoptar el G20 (grupo de los 20 países más industriales y de desarrollo intermedio, entre ellos la Argentina), en la reunión que se hará en EE. UU., en setiembre próximo.

"La lógica mercantilista debe conducir a la consecución del bien común". "El mercado no es negativo por naturaleza", afirma el pontífice. "La actual crisis muestra que los tradicionales principios de la ética social, transparencia, honestidad y responsabilidad, no pueden ser descuidados".

El Papa critica por ser "con frecuencia muy costosos" los aparatos burocráticos de los organismos internacionales y les pide que se interroguen sobre la necesidad de una reforma. "A veces los pobres sirven para mantener con vida dispendiosas organizaciones burocráticas. Es necesario transparencia", reflexiona Benedicto XV.

El pensamiento del Pontífice
"Caritas in veritate" es la tercera encíclica del actual Papa. Sus ideas constituyen una vigorosa exhortación a atender los problemas sociales, éticos y políticos que plantea la globalización financiera sin regulación.

Rúbrica. La encíclica fue firmada por Benedicto XVI el lunes último, un día antes de su difusión mundial. En "Caritas in veritate", el Papa sostiene que la economía global debe tomar en consideración a los más pobres.

Deus caritas est
Es la primera encíclica de Benedicto XVI. Fue publicada en 2006. Trata sobre el amor. Dice que, en un mundo en el cual al nombre de Dios se lo asocia a veces con la venganza o incluso el odio y la violencia, el mensaje cristiano del Dios Amor es de gran actualidad. Hace una reflexión teológico-filosófica sobre el amor en sus diversas dimensiones. Y luego refiere al ejercicio concreto del mandamiento del amor al prójimo.

Spe Salvi
Aborda la cuestión de la esperanza. Sostiene que éste es un "elemento distintivo de los cristianos" porque "ellos tienen un futuro, saben que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío". Y señala que los cristianos "no somos esclavos del universo" y de "las leyes de la casualidad de la materia" sino seres libres.

http://www.clarin.com/diario/2009/07/08/elmundo/i-01954659.htm
Los trabajos de cuatro precursores
LA ENCICLICA DE BENEDICTO XVI

León XIII

Con su encíclica Rerum Novarum, comienza la Doctrina Social de la Iglesia. Publicada en plena revolución industrial, 1891, advertía sobre las condiciones inhumanas del trabajo de la clase obrera. Y tuvo gran impacto en el mundo laboral.


Juan XXIII

Su encíclica Pacem en Terris, escrita en 1963 era una invitación a la paz y una condena a la carrera armamentista en medio de la Guerra Fría. "Es imposible pensar que en la era atómica la guerra pueda ser utilizada como instrumento de justicia", decía.


Pablo VI

En su encíclica Populorum Progressio, difundida en 1967, afirmó que sólo con el desarrollo de los pueblos se puede alcanzar la paz. Por esa razón, la frase por la que se recuerda ese texto reza categóricamente: "El desarrollo es el nuevo nombre de la paz".

Juan Pablo II

Escribió tres encíclicas sociales. Pero la que más impacto tuvo fue la Centesimus Annus, donde trazaba una diferencia de hierro entre el capitalismo salvaje, sin reglas ni valores, de otro que libera las potencialidades creativas del hombre.

http://www.clarin.com/diario/2009/07/08/elmundo/i-01954662.htm
Un escrito que evoca la doctrina social clásica de la Iglesia
EL SENTIDO DEL APORTE PAPAL

Por: Sergio Rubin
No sólo hicieron ruido en los primeros años del pontificado de Benedicto XVI sus poco prudentes afirmaciones sobre el profeta Mahoma y sus polémicas objeciones al uso del preservativo como método de prevención del sida. O su desconcertante decisión de liberar el latín en las misas y el haberle levantado la excomunión a cuatro obispos lefebvristas, lo que conllevó el plus de un fuerte roce con la comunidad judía por las declaraciones negacionistas del Holocausto de uno de ellos. Porque, a poco de ser Joseph Ratzinger entronizado pontífice, comenzó a retumbar en los ámbitos progresistas de la Iglesia el silencio que le achacaban al nuevo pontífice frente a los problemas sociales. Para muchos observadores, la elección de un cardenal alemán siempre preocupado por "marcar la cancha" doctrinaria en el catolicismo y particularmente preocupado por la "descristianización" de Europa, los padecimientos del lejano Tercer Mundo iban a estar muy lejos de la atención del nuevo Papa. Hay que admitir que, cuanto menos, las apariencias les daban la razón: es difícil encontrar en los primeros tiempos de este pontificado referencias enfáticas, medulares a lo social. El Papa alemán parecía más mortificado por combatir la "dictadura del relativismo" que erosiona las bases de los principios morales, en vez de denunciar una pobreza escandalosa y enrolarse en la lucha contra una desigualdad telescópica.

Por eso, la difusión de una encíclica sobre la cuestión social -ya había difundido otras dos, pero sobre la caridad y la esperanza- conllevan algo de novedad. No en lo que se dice que, en ese sentido, sigue y actualiza una línea que viene desde la época de León XIII, hace más de cien años. Sino en que lo reafirme. El teólogo brasileño disidente Leonardo Boff lo colocó ayer en estos términos: "El Papa puso poca atención en estos años al mundo exterior; estuvo más concentrado en asuntos internos, en disciplinar a la Iglesia institucional, en encuadrar a los teólogos; lanzar una encíclica social me sorprende, es salir un poco al mundo".

Es cierto que Benedicto XVI se tomó su tiempo. También es verdad que la crisis financiera mundial demoró su difusión para agregarle nuevos elementos. Y que ello le permite decir que la avidez descontrolada de ganancias y la creación ficticia de dinero, que parece estar en el corazón de la crisis, puede hacer tambalear todo porque todo sistema debe asentarse en pilares éticos y controles razonables. O sea, le permite revalidar pilares de la Doctrina Social de la Iglesia. De paso, muestra lo que mejor le sale: escribir. Los defensores de Ratzinger suelen decir que el carismático Juan Pablo II era un Papa para ver y Benedicto XVI para leer.

Hacia adentro de la Iglesia, la encíclica posibilita un achicamiento de la brecha entre el Papa y los sectores más preocupados por lo social. En la propia Iglesia argentina, ya hay un movimiento para potenciar el mensaje del Papa. Al fin de cuentas, después de tantos contratiempos no quieren dejar pasar una buena oportunidad. Y, se sabe, nunca es tarde cuando la dicha es buena.

http://www.clarin.com/diario/2009/07/07/um/m-01954349.htm

El Papa culpa de la crisis a la "economía sin ética" y pide cambios en la ONU
Fue en su encíclica "Caridad en la verdad". Benedicto XVI sostuvo que las Naciones Unidas y otros organismos internacionales son "inadecuados ante los sufrimientos de la humanidad".
El papa Benedicto XVI, en su encíclica "Caritas in veritate" (Caridad en la verdad), presentada hoy en el Vaticano, escribió que la crisis actual se debe a "una economía sin ética y a unas finanzas sin Dios" y que la ONU y otros organismos internacionales "resultan inadecuados ante los sufrimientos de la humanidad".

"La crisis actual aumenta las desigualdades sociales, la pobreza extrema, el drama del trabajo precario e incluso pone en peligro la democracia", expresó Benedicto XVI en la encíclica, cuya versión en italiano tiene 142 páginas.

El Pontífice confirmó el "no" de la Iglesia Católica al aborto, la eutanasia y la eugenética, defendió el trabajo estable "para todos", y pidió que se respeten los derechos humanos de los emigrados, que "no son una mercadería", y que se tutele el ambiente, saqueado por los países ricos. Ante los sufrimientos de la humanidad, observó el Pontífice, la ONU se demostró incapaz de afrontar las sacudidas de la globalización.

El Papa acusó a las agencias de la ONU de querer imponer planes de control de los nacimientos a los países pobres, incluso con el aborto. Del mismo modo, las señaló por no haber conseguido afrontar hasta ahora "el escándalo del hambre", en parte por el despilfarro y la falta de transparencia en las ayudas.

El respeto por la vida, puntualizó, "no se puede separar de modo alguno" del desarrollo de los pueblos. Por esto, dijo el Papa, sirven una reforma de la ONU y una "nueva autoridad política mundial", capaz de afrontar los procesos globales con "poder efectivo", pero respetando "los principios de solidaridad y subsidiaridad.

La encíclica reitera que la Iglesia no es contraria al "mercado", a condición de que no se reduzca a la búsqueda del beneficio y admita la presencia de distintas formas económicas y la influencia del Estado y la sociedad civil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario