sábado, 6 de noviembre de 2010

Es urgente formar a los laicos en la Doctrina Social de la Iglesia

El papa Benedicto XVI envió un mensaje al cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, con motivo de la asamblea plenaria, que se celebra estos días en Roma, sobre la recepción de la Encíclica "Caritas in veritate" en los diferentes continentes.

"Sólo con la caridad, sostenida por la esperanza e iluminada por la luz de la fe y de la razón -escribe el Santo Padre-, es posible conseguir objetivos de la liberación integral del ser humano y de justicia universal".

Refiriéndose a los "problemas fundamentales que afectan al destino de las naciones y de las instituciones mundiales, así como de la familia humana", de los que habla en la "Caritas in veritate", Benedicto XVI señala que los desequilibrios sociales, nacionales, etc, "en modo alguno han desaparecido. La coordinación entre los Estados -a menudo inadecuada, porque se orienta a la búsqueda de un equilibrio de poder, en lugar de a la solidaridad- da lugar a desigualdades, al peligro del dominio de grupos económicos y financieros que dictan -y quieren seguir haciéndolo- la agenda política, a expensas del bien común universal".

El Santo Padre subraya que es urgente "la formación del laicado católico en la doctrina social de la Iglesia. Los fieles laicos deben comprometerse para promover una recta configuración de la vida social, respetando la legítima autonomía de las realidades terrenas".

"Es muy importante -continúa- una comprensión profunda de la doctrina social de la Iglesia, en armonía con todo su patrimonio teológico y fuertemente enraizada en la afirmación de la dignidad trascendente del hombre, en la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, y de la libertad religiosa. Es necesario preparar a fieles laicos capaces de dedicarse al bien común, especialmente en los ámbitos más complejos, como el mundo de la política".

El Papa expresa el deseo de que el Consejo Pontificio Justicia y Paz siga "llevando a cabo la actualización de la doctrina social de la Iglesia", y para globalizarla "es oportuno que crezcan centros e institutos para el estudio, difusión y aplicación en todo el mundo".

"En colaboración con otros, el dicasterio -concluye- busque vías más apropiadas para la transmisión de la doctrina social, no sólo en los tradicionales itinerarios formativos y educativos cristianos de todo tipo y grado, sino también en los grandes centros de formación del pensamiento mundial, como los grandes medios de comunicación ‘laicos’, las universidades y los numerosos centros de reflexión económica y social, que recientemente se han desarrollado en todos los rincones del mundo".+

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domingo, 3 de octubre de 2010

Si salvaron la banca, ¿no se podrá hacer lo mismo con la pobreza?

Si durante la reciente crisis, la política se movilizó para ayudar a los bancos, porque eran "demasiado grandes como para fracasar", con más razón tendrá que hacerlo a favor de los pueblos que sufren hambre y pobreza, asegura el portavoz vaticano.

El padre Federico Lombardi SJ, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, hizo un análisis del histórico discurso que pronunció Benedicto XVI en el Westminster Hall de Londres, el pasado 17 de septiembre, al mundo político, social, académico, cultural y empresarial británico, a la luz de la reciente cumbre de la ONU sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

El pontífice recordó que los gobiernos intervinieron en forma masiva e inmediata para salvar instituciones financieras muy importantes que estaban al borde del fracaso.

"Se consideró necesario intervenir destinando sumas colosales -recordaba el Papa- porque estas instituciones eran 'demasiado grandes como para que fracasen' ("Too big to fail")".

Sin esta intervención económica, se explicó, "la economía de los países interesados hubiera sufrido graves daños".

Según explica el padre Lombardi en el último editorial de "Octava Dies", semanario del Centro Televisivo Vaticano, el Papa quería decir que "si han sido capaces de esas intervenciones para salvar grandes instituciones financieras, ¿por qué no se aplica lo mismo también cuando se trata del desarrollo de los pueblos de la tierra, del hambre y de la pobreza?"

"¡Éste sí que es en verdad un objetivo ‘demasiado grande como para que fracase'!", subraya el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

"Desde esta perspectiva -añade- se debe enfocar la cumbre de Nueva York sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio".

"Seguramente -reconoce el padre Lombardi- que se aducirán distintas valoraciones. La empresa es ciclópea y es un llamamiento a la colaboración, no sólo a los gobiernos, sino también a todas las fuerzas activas de la sociedad, tanto del mundo desarrollado como del que está en vías de desarrollo".

El sacerdote jesuita recuerda que la Iglesia en diferentes partes del mundo está comprometida en este campo "a la luz de una perspectiva espiritual y moral, consciente y atenta a los valores fundamentales, bien delineados en la encíclica Caritas in veritate.

Como reiteraba en Nueva York el representante de la Santa Sede, el cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, "la persona humana debe ponerse en el centro de la investigación para el desarrollo, no debe ser vista como un peso, sino como parte activa de la solución".+

Ciudad del Vaticano, 30 Set. 10 (AICA)

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domingo, 8 de agosto de 2010

La Familia

La Familia

Dice Juan Pablo II: “ Muchos se preguntan: ¿por qué la familia es tan importante? ¿Por qué la iglesia insiste tanto en el tema del matrimonio y la familia? El motivo es simple, aunque no todos logran comprenderlo: de la familia depende el destino del hombre, su felicidad y su capacidad de dar sentido a su existencia. El destino del hombre depende del de la familia y, por eso, no me canso de afirmar que el futuro de la humanidad está íntimamente vinculado al de la familia (cf. FC 86). Esta verdad es tan evidente que parece paradójica la actitud, por desgracia muy difundida, de quien descuida, ofende y relativiza el valor del matrimonio y la familia (…) el bien de la familia es un bien integral, y las diversas dimensiones de su existencia no se pueden separar. Su vida, en cuanto célula fundamental de la iglesia y de la sociedad, tiene siempre un valor social y público, que debe ser reconocido, tutelado y promovido” (Juan Pablo II mensaje 15-10-01)

1- Panorama Actual

La familia es una de las instituciones que más ha experimentado el impacto de los cambios sociales. Basta pensar en nuestros padres o en nuestros abuelos para comprobar cuánto ha cambiado la familia. Y si bien no es igual la situación los diferente países, o en distintas zonas de un mismo país, podemos señalar algunos fenómenos que ha influido sobre ella:

• La creciente urbanización, que lleva de una sociedad rural a una sociedad urbana, y de una familia patriarcal (organizada alrededor del padre, con varias generaciones bajo el mismo techo), a un nuevo tipo de familia, mas reducida, con responsabilidades más compartidas entre el hombre y la mujer, y más dependiente de otros grupos sociales (escuela, empresa, municipio, etc).
• La situación económica, que produce riqueza para algunas familias, inseguridad para otras y marginalidad social para las restantes, al generar desempleo, migraciones del campo a la ciudad, etc.
• El proceso de socialización, que multiplica los grupos e instituciones, muchos de los cuales absorben funciones que antes cumplían las familias. Por ejemplo, las escuelas de jornada completa, las guarderías, los jardines de infantes, los clubes, los centros para la tercera edad, etc.
¿Cómo han influido estos fenómenos sobre la familia? Las consecuencias son positivas en algunos casos, y plantean problemas en otros.

Aspectos positivos son una conciencia más vivas de la libertad de personal y una mayor atención a:
 Las relaciones entre los esposos
 La dignidad de la mujer
 La paternidad responsable
 La educación de los hijos
 Las relaciones entre las familias
 La responsabilidad de la familia en la construcción de una sociedad más justa.
 La misión de la familia en la Iglesia

Por el contrario, los problemas que plantea el cambio social son, por ejemplo:
 La disminución de los matrimonios, la aceptación de las relaciones prematrimoniales y la multiplicación de uniones ocasionales, con la secuela de madres solteras y niños abandonados, las uniones homosexuales,
 La disgregación familiar, sea por el divorcio (cada vez más aceptado, y legalizado en casi todos los países), sea por el abandono del hogar, generalmente por parte del padre,
 La acentuación de la búsqueda egoísta del placer, el confort y el sexo como fines en sí mismos, favorecida por la publicidad propia de la sociedad de consumo,
 Los problemas económicos: desempleo, salarios insuficientes, falta de viviendas adecuadas, carencias alimentarias y de vestido,
 Las dificultades para educar a los hijos y transmitirles los valores morales, por el deterioro de la vida familiar y por la presión de los ambientes y de los medios de comunicación,
 El aborto, cada vez más utilizado, y en muchos países legalizado,
 Las políticas de limitación de la natalidad, impuestas sin tener en cuenta la dignidad de la persona ni el auténtico desarrollo de los pueblos; por ejemplo, las campañas que promueven la esterilización;
 La dificultad para atender a los ancianos, que parecen no tener lugar en la familia ni en la sociedad;
 La dificultad material y moral, para muchos jóvenes, de constituir dignamente una familia.

Este panorama, con sus luces y sombras, exige un esfuerzo de todos –gobernantes, educadores, familias, Iglesia- para defender y promover a la familia.

2- Origen e importancia de la familia

En una ocasión un grupo de judíos interrogó a Jesús sobre la licitud del divorcio.
El Señor respondió manifestando el carácter sagrado del matrimonio, y para ello repitió una frase del Génesis: “¿No han leído ustedes que el Creador , desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?” y luego, refiriéndose en concreto a la pregunta, dijo: “ Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Esta respuesta refleja la enorme dignidad que la familia y el matrimonio tienen en el plan de Dios. No es casual que en el primer libro de la Biblia, cuando sólo se ha descrito la creación de un modo muy general, se dé una definición del matrimonio tan hermosa como terminante: “y los dos llegan a ser una sola carne”, ni es casual que Jesús aproveche una pregunta sobre un aspecto del tema para remarcar con tanta firmeza que es Dios mismo el que une a los cónyuges: “lo que Dios ha unido”.
Sobre estas bases la Iglesia nos dice: “Así, del acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente, nace, aún ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina”, que además de contribuir a la continuidad del género humano, es camino de crecimiento y satisfacción de sus miembros. “Así, pues, el marido y la mujer… se ayudan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez más plenamente por la íntima unión de sus personas y actividades” (GS 48).
“Convivir en el amor no es fácil. Exige vencer el cansancio, la agitación y la rutina. Cuesta darse el tiempo para la comunicación y el diálogo reposado, pero es posible. Nuestra sociedad y la Iglesia necesitan de familias que, a pesar de las dificultades, luchen por un amor de toda prueba, delicado, generoso, fuerte y definitivo” (Conf. Episcopal de Chile)

Imagen de Dios

El modelo ideal del amor conyugal es el amor de Cristo por su Iglesia. Y es que “la ley del amor conyugal es comunicación y participación, no dominación. Es exclusiva, irrevocable y fecunda entrega a la persona amada sin perder la propia identidad. Un amor así entendido, en su rica realidad sacramental es más que un contrato, tiene las características de una Alianza” (Puebla 582).
La familia-imagen de Dios- es el ambiente donde los hombres cultivan el espíritu de amor y de servicio que hará sencilla la práctica del perdón, la tolerancia y la reconciliación.
“Debemos partir de una verdad originaria y fundamental: Dios cree firmemente en la familia. Desde el inicio, desde el ‘principio’, al crear al ser humano a su imagen y semejanza, varón y mujer, quiso poner en el centro de su proyecto la realidad del amor entre el hombre y la mujer (cf. Gn1,27). Toda la historia de la salvación es un diálogo apasionado entre el Dios fiel, a quien los profetas describen a menudo como el novio y el esposo, y la comunidad elegida, la esposa, tentada con frecuencia por la infidelidad, pero siempre esperada, buscada y amada por su Señor (cf. Is 62,4-5; Os 1-3). Tan grande y fuerte es la confianza que el Padre tiene en la familia que, también pensando en ella envió a su Hijo, el Esposo, el cual vino a redimir a su esposa, la Iglesia, y en ella a todo hombre y a toda familia (Juan Pablo II 20-10-01)

Célula Básica de la sociedad

Ese espíritu fraterno, tolerante y positivo no queda limitado a los miembros de la familia; por su propia dinámica desborda sus límites y se extiende a la sociedad en que está inserta.
La familia posee vínculos vitales con la sociedad: en ella nacen los ciudadanos y en ella encuentran la primera y más importante escuela, en la que aprenden el respeto, la justicia, el diálogo y la práctica de las relaciones interpersonales, es decir las normas básicas de la convivencia social.
Por eso la Iglesia se refiere con frecuencia a la familia como “célula básica y vital de la sociedad”
Así Juan Pablo II dice: “la familia constituye el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la sociedad: colabora de manera original y profunda en la construcción del mundo, haciendo posible una vida propiamente humana, en particular custodiando y transmitiendo las virtudes y los "valores".. para agregar luego: de cara a una sociedad que corre el peligro de ser cada vez más despersonalizada y masificada, y por tanto inhumana y deshumanizadora, con los resultados negativos de tantas formas de "evasión" -como son, por ejemplo, el alcoholismo, la droga y el mismo terrorismo-, la familia posee y comunica todavía hoy energías formidables capaces de sacar al hombre del anonimato, de mantenerlo consciente de su dignidad personal…” (FC 43)
De aquí la importancia fundamental que para la felicidad de los pueblos tiene una política que trate de crear las condiciones para el desarrollo y la consolidación de las familias. La paz en los hogares, que promueve la salud y el equilibrio de sus miembros, se reflejará en la armonía de la sociedad.
Por eso “La familia debe ser ayudada y defendida mediante medidas sociales apropiadas. Cuando las familias no son capaces de realizar sus funciones, los otros cuerpos sociales tienen el deber de ayudarlas y de sostener la institución familiar. En conformidad con el principio de subsidiariedad, las comunidades más numerosas deben abstenerse de privar a las familias de sus propios derechos y de inmiscuirse en sus vidas.” (Catic 2209)

3- Misión de la Familia

Juan Pablo II afirma que “la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor”, y que por eso “recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo por la Iglesia su esposa” (FC 17)
Las conclusiones de Santo Domingo describen así los cuatro cometidos básicos de la familia:

a) “La misión de la familia es vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de personas que se caracteriza por la unidad y la indisolubilidad. La familia es el lugar privilegiado para la realización personal junto con los seres amados.
b) Ser ‘como el santuario de la vida’, servidora de la vida, ya que el derecho a la vida es la base de todos los derechos humanos. Este servicio no se reduce a la sola procreación, sino que es ayuda eficaz para transmitir y educar en valores auténticamente humanos y cristianos.
c) Ser ‘célula primera y vital de la sociedad’. Por su naturaleza y vocación la familia debe ser promotora del desarrollo, protagonista de una auténtica política familiar.
d) Ser ‘Iglesia Doméstica’ Que acoge, vive, celebra y anuncia la Palabra de Dios, es santuario donde se edifica la santidad y desde donde la Iglesia y el mundo pueden ser santificados” (Santo Domingo 214).

Formación de una comunidad de personas.

Una familia es, ante todo, una comunidad formada por diversas personas: un hombre y una mujer unidos por el matrimonio, los padres y los hijos, otros familiares (abuelos, nietos, tíos, etc). El vínculo que une a todas esas personas, la meta y la fuerza de esa comunidad, es el amor, que hace nacer a la comunidad familiar y lo que le permite vivir, crecer y perfeccionarse.
“La familia fundada en el matrimonio es patrimonio de la humanidad, es un bien grande y sumamente apreciable, necesario para la vida, el desarrollo y el futuro de los pueblos. Según el plan de la creación establecido desde el principio (cf. Mt.19,4.8), es el ámbito en el que la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn1,26), es concebida, nace, crece y se desarrolla. La familia como educadora por excelencia de personas (cf. FC 19-27), es indispensable para una verdadera “ecología humana” (Cent.annus 39).”
“Pero, ¿cómo aprender a amar y a entregarse generosamente? Nada impulsa tanto a amar- decía santo Tomás- como saberse amado. Y es precisamente la familia, comunión de personas donde reina el amor gratuito, desinteresado y generoso, el lugar donde se aprende a amar. El amor mutuo de los esposos se prolonga en el amor a los hijos. En efecto, la familia es, más que cualquier otra realidad humana, el ámbito en el que el hombre es amado por sí mismo y aprende a vivir “el don sincero de sí”. Por tanto, la familia es escuela de amor en la medida en que persevera en su identidad propia: la comunión estable de amor entre un hombre y una mujer, fundada en el matrimonio y abierta a la vida” (Juan Pablo II 16-11-02)

Servicio a la Vida

El matrimonio y el amor de la pareja tienen como fin y coronación la procreación y educación de los hijos. Los esposos, al darse el uno al otro, dan más allá de sí mismos la realidad del hijo, que es reflejo viviente de su amor, síntesis viva e inseparable del padre y de la madre. “Todo niño –imagen de Jesús que nace- debe ser acogido con cariño y bondad. Al transmitir la vida a un hijo, el amor conyugal produce una persona nueva, singular única e irrepetible.” (Puebla 584)
Lo esencial de la doctrina de la Iglesia respecto a la transmisión de la vida es que el amor conyugal debe ser plenamente humano, exclusivo y “abierto a la transmisión de la vida”.
“La fecundidad es un don, un fin del matrimonio, pues el amor conyugal tiende naturalmente a ser fecundo. El niño no viene de fuera a añadirse al amor mutuo de los esposos, brota del corazón mismo de ese don recíproco, del que es fruto y cumplimiento. Por eso la Iglesia, que ‘está a favor de la vida’, enseña que todo ‘acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida’. Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador.” (Catic 2366)

La educación

La Declaración de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (1959) proclama que “El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.
El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres.”
Para la Iglesia, la educación de los hijos es un derecho y un deber de los padres.
Derecho, porque la vocación de los padres, que es el llamado a colaborar con Dios en su obra creadora, no se satisface con sólo engendrar un hijo. Se llega a ser plenamente padre cuando mediante un largo proceso de transmisión de experiencia, valores y afectos, se capacita al hijo para una vida humanamente madura.
Deber, porque tal como lo enseña la psicología, la figura de los padres es absolutamente imprescindible para que el niño se desarrolle sana y normalmente, y su falta produce graves consecuencias de difícil solución. Por lo tanto, al engendrar a una persona, hija de Dios, única e irrepetible, los padres adquieren una obligación irrenunciable. Desatender su cuidado y educación es un agravio a la dignidad del hijo, y por lo tanto un agravio al Señor.

Participación en el desarrollo de la sociedad

¿Qué aportan las familias a la sociedad de la que forman parte?
En primer lugar, los hombres y mujeres que la integran.
La primera escuela de las virtudes sociales: solidaridad, respeto, justicia, diálogo, servicio, trabajo, amor. Cuando alguien no aprende esas virtudes en la familia, difícilmente será un ciudadano al servicio de la sociedad; al contrario, de esa carencia suelen nacer la inadaptación, la delincuencia, la violencia.
La transmisión de los contenidos y valores que componen la cultura (lengua, costumbres, historia, tradiciones, etc)
Pero la función social de la familia no puede reducirse a procrear y educar a los hijos.
Dice Juan Pablo II: “Es necesario, pasar de una consideración de la familia como sector a una visión de la familia como criterio de medida de toda la acción política, porque con el bien de la familia están relacionadas todas las dimensiones de la vida humana y social: la tutela de la vida humana; el cuidado de la salud y del ambiente; los planes de desarrollo urbano, que deben ofrecer condiciones de habitabilidad, servicios y espacios verdes a medida de las familias, el sistema escolar, que debe garantizar una pluralidad de intervenciones e iniciativas, tanto estatales como de otros sujetos sociales, partiendo del derecho de elección de los padres; la revisión de los procesos laborales y de los criterios fiscales, que no pueden basarse solo en la consideración de los individuos, descuidando o, peor aún, perjudicando al núcleo familiar” (15-10-01)

Evolución Histórica de la Familia

Evolución Histórica de la Familia
Rita Témpera de Devoto

En el Siglo XIX, occidente hereda un tipo de organización familiar: la familia patriarcal, que prevalece aún en nuestros días y que se consideraba la forma más antigua de la organización familiar.
Algunos autores como Lewis Morgan, (etnólogo y arqueólogo) inicia estudios sobre las sociedades primitivas. Acorde con la teoría evolucionista de Darwin, distingue tres etapas:

Etapa de Salvajismo
Es una etapa en la que surge el lenguaje articulado. La alimentación se basa en productos que ya existen en la tierra. Surge el uso del fuego. Se inventan el arco y la flecha.

Etapa de la Barbarie
El rasgo mas sobresaliente es el comienzo de la agricultura y la ganadería. Se introduce la alfarería.
Comienza el pastoreo de los animales con grandes rebaños.
Aparece la escritura. Se construyen ciudades rodeadas con muros de piedra.

Etapa de la Civilización
Es el período de las ciencias y las artes, de la industria, de la educación y de las ideas.

Morgan sintetiza la evolución de la familia desde Engels en El origen de la familia:



ETAPAS
CARACTERÍSTICAS

1º - Familia Consanguínea La organización se basaba en la tribu. Los grupos se ordenaban de acuerdo a las generaciones. La elección del cónyuge es endogámica. Con este tipo de organización surge la primera norma con sus permisos y prohibiciones: queda prohibido el incesto entre padres e hijos carnales. Prevalecía la poligamia y la poliandria.

2º - La Familia Punalúa (compañero íntimo) Se la considera como el primer orden de la organización familiar y social. Nace la prohibición del incesto entre hermanos. Surge la exogamia. Se produce el intercambio con otros grupos.

3º - La Familia Sindiásmica



La unidad conyugal comienza a tender hacia la monogamia. Comienzan las restricciones matrimoniales: la mujer pertenece a un solo hombre, pero luego del matrimonio.
Existe el divorcio.
La familia comienza a organizarse alrededor de la tierra y se agrupa para defender bienes comunes. La alianza matrimonial es necesaria para mantener esos bienes.
Sindiásmica proviene de sindicato, organización que protege bienes e intereses comunes.

4º- La Familia Patriarcal Surge como una organización de orden social, político y religioso. Esta es la organización típica del final de la barbarie. Se basa en la monogamia y en el reconocimiento biológico y social del hombre como padre y como dueño absoluto de las personas que dependen de él: esposa e hijos/as.

5º - La Familia medieval Se proclama la exclusividad de la relación matrimonial. Se impone el ideal cristiano con sus valores acerca de la familia teniendo mucho peso sobre la constitución de los vínculos familiares, sobre la ética, ritos y comportamientos familiares. La Iglesia proclama en el siglo VIII al matrimonio como sacramento, unidad básica de la familia. Se exige que la esposa sea casta, virtuosa y piadosa. El hombre debe responder a la monogamia .
La ideología imperante es el derecho divino que hace al rey como un sustituto de Dios y al padre como un sustituto del rey.

6º - La Familia de la edad moderna. El cambio principal es que comienzan a diferenciarse aquellos comportamientos familiares que se consideraban privados y que empiezan a ser controlados por el Estado. Se diferencia el espacio privado del espacio público en el área de la justicia, que comenzó a intervenir en la vida familiar. El segundo cambio es que la alfabetización se extiende con la aparición de la imprenta y la práctica de la lectura individual. Otro cambio lo relaciona con las prácticas familiares en torno a la religión, ya sea en forma individual o con la parroquia como centro.

7º - La Familia en la época Industrial Con el desarrollo de la industria surge la familia nuclear, idealizada en la década del ’50, se elige al cónyuge por amor y con libertad, la mujer es feliz si ve a su esposo y a sus hijos felices, los hijos no se tienen para someterlos, sino para amarlos y educarlos con libertad.

8º - La Familia postmoderna Así se la conoce a la familia de la mitad del siglo XX y del siglo XXI.
La autoridad parental es compartida por ambos padres.
Es el fin del poder patriarcal.
Surgen los derechos de la mujer. Hay igualdad de derechos, tanto privados como públicos.
Se lucha por la realización personal. Los padres no sacrifican ya su vida personal por los hijos.
La mujer sale del ámbito doméstico para entrar en el mercado laboral.
Surgen los movimientos feministas.
Comienzan los movimientos homosexuales con la nueva revalorización de los sexos y el cuestionamiento heterosexual del núcleo conyugal.

jueves, 15 de julio de 2010

Card. Bergoglio: 'Esta Ciudad es una picadora de carne humana'

"Para muchos nuestra Ciudad es una picadora de carne, que los hace bolsa porque destroza sus vidas, les quiebra la voluntad y les quita la libertad", dijo el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, al presidir una misa por las víctimas de la trata de personas, el trabajo esclavo y los cartoneros, en la estación ferroviaria de Constitución.

El purpurado sostuvo que en Buenos Aires "hay esclavos que los fabrican estos señores que tienen en sus manos el manejo de la trata (de personas), de los talleres clandestinos, de la prostitución y los cartoneros", y aseguró que "estas verdaderas mafias" sustentan sus redes "en las coimas".

"Grandes mafias de señores muy elegantes, que quizá comen en restaurantes de Puerto Madero, pero su dinero está manchado con sangre, con la carne del hermano. Son los esclavizadores", aseveró.

Haciendo referencia a la parábola del buen samaritano, el cardenal Bergoglio indicó que "en esta ciudad se hacen sacrificios humanos, se mata la dignidad de estos hombres y mujeres, de estos chicos y chicas sometidos a la trata, a la esclavitud. No podemos quedarnos tranquilos. Esta Ciudad está llena de hombres y mujeres, de chicos y chicas apaleados al borde del camino, apaleados por esta organización u organizaciones que los van corrompiendo, quitando la voluntad, destrozando incluso con la droga y después los dejan tirados al borde del camino”.

El arzobispo insistió en afirmar que la Ciudad es "una fábrica de esclavos, una picadora de carne", y dio a entender que se protege "a los señores de la mafia" al asegurar que "nunca dan la cara y siempre salvan el pellejo, quizá por esa receta tan porteña y tan nuestra que se llama coima".

"A fin del año pasado califiqué a la Ciudad de coimera, porque si no existiera la coima no se podría encubrir a estas mafias que sacrifican vidas humanas y someten a la esclavitud, quitándoles la voluntad a sus hombres, sacrificando a sus hijos", reflexionó.

El cardenal Bergoglio exhortó además a los porteños a "no hacerse los distraídos" y "andar con rodeos" y llamó a señalar "dónde están los focos de sometimiento, de esclavitud, dónde están las picadoras de carne, los altares en los que ofrecen sacrificios humanos y se quiebra la voluntad a las personas", y pidió que cada uno “haga lo que pueda pero, por favor, no nos lavemos las manos porque si no, somos cómplices de esta esclavitud".

"Vamos a pedirle al Señor por nuestra Ciudad para que llore por estos pecados de sometimiento, por esta Ciudad para que cambie su corazón de piedra por uno de carne, para que esta Ciudad tenga conciencia de estos esclavos que está generando y trata de liberarlos", dijo al concluir su homilía que fue aplaudida por los presentes.

Ofrendas simbólicas
En el momento de las ofrendas, un grupo de trabajadores de la organización La Alameda acercó al altar una remera confeccionada por personas rescatadas de talleres clandestinos.

En tanto, un grupo de mujeres llevó una red con las fotos y los nombres de numerosas niñas captadas por organizaciones de trata de personas dedicadas a la prostitución. "Las seguimos buscando", aseguraron.

"Cura Bergoglio gracias por ayudarnos siempre", dijo Sergio Sánchez, al mostrar un carro con la mercadería que juntan cada noche los "recuperadores cartoneros", el cual fue bendecido por el arzobispo.

Por tercer año consecutivo, el cardenal Bergoglio preside una misa junto a los costureros de La Alameda, los cartoneros del Movimiento de Trabajadores Excluidos, familias que buscan a mujeres víctimas de la trata de personas.

Esta vez la Eucaristía llevó por lema "Trabajaremos por libertad y dignidad para todos y todas" y fue concelebrada por los obispos auxiliares Eduardo García e Iglic Bokalic, además de una decena de sacerdotes.+

Texto completo de la homilía
http://www.aica.org/docs_blanco.php?id=478

martes, 6 de julio de 2010

Bergoglio presidirá una misa por las víctimas de la trata de personas (12/7/10 - 16 hs., Pza. Constitución)

Bergoglio presidirá una misa por las víctimas de la trata de personas (12/7/10 - 16 hs., Pza. Constitución)
http://www.aica.org/index.php?module=displaystory&story_id=22220&format=html&fech=2010-07-06

“Trabajaremos por libertad y dignidad para todos y todas”, será el lema de la misa por las víctimas de la trata de personas que el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, presidirá el lunes 12 de julio, a las 16, en la estación ferroviaria de Constitución.

“Solidaricémonos en la oración junto a los trabajadores cartoneros y costureros, mujeres en situación de prostitución y las víctimas de trata, tráfico y trabajo esclavo”, pidió en la convocatoria el Departamento de Migraciones del arzobispado de Buenos Aires.

Solidaridad con los “descartados” de la ciudad
El año pasado, el cardenal Bergoglio se solidarizó con aquellos que padecen situaciones de esclavitud o son “descartados” en la ciudad, y los exhortó a "gritar", para que "esta infernal máquina de exclusión y descarte, cambie el corazón".

"Nos quieren quitar la fuerza, nos quieren robar la dignidad, por eso si nos juntamos, habrá menos esclavos. Vale la pena gritar, vale la pena luchar para que no haya más esclavitud", aseguró en una misa para mujeres rescatadas de redes de prostitución, víctimas de la explotación laboral, cartoneros y costureras salidas de talleres clandestinos.

El prelado alertó además que "el mundo de la coima" posibilita la trata de personas y la esclavitud” en la ciudad, que "se acostumbró a descartar y excluir" a sus habitantes.

Informes: (011) 4362-4444 o totodevedia@yahoo.com.ar .+

viernes, 25 de junio de 2010

“EL DESAFÍO DEL PACO”: Conmemoración del Día Internacional de lucha contra la droga… (Por el Equipo de "curas villeros")

Piden convertir en “causa nacional” la lucha contra el paco

Buenos Aires, 25 Jun. 10 (AICA)

En una reunión efectuada en el colegio salesiano Pío IX, de Almagro, el Equipo para la Pastoral en Villas de Emergencia, que encabeza el presbítero José María “Pepe” Di Paola, pidió ayer al Estado y a la sociedad en su conjunto convertir en "causa nacional" la lucha contra el paco, droga barata y altamente adictiva que, advirtió, “hace explotar la marginalidad y es el rostro más sangriento de la exclusión".

Los “curas villeros” de la arquidiócesis de Buenos Aires cuestionaron las políticas de atención a los adictos a esta sustancia hecha de pasta base de cocaína de baja calidad. Tras indicar que "la muerte aparece como ineludible", advirtió que "si a estos chicos no se les hace un lugar en el mundo no hay una solución posible" para este flagelo que causa al menos dos muertes por semana en la zona metropolitana.

El padre Di Paola lamentó que "el mundo de los adultos haya abandonado a los chicos en la pobreza", y criticó que el "laberinto de la burocracia" impida la recuperación y asistencia de los adictos al paco.

Estimó que la atención y los fallos judiciales en este sentido “son "medidas desarticuladas e insignificantes construidas desde una clase acomodada".

"Hay que obligarle al Estado a hacerse cargo de la lucha contra el paco, porque si no perdemos todos, y si la comunidad no asume este flagelo, esto nos saldrá demasiado caro", aseveró.

En el marco del Bicentenario patrio, que la Iglesia sitúa en el período 2010-2016, el padre Di Paola demandó que esa lucha contra el paco sea "una causa nacional".

Hasta el colegio salesiano de Almagro llegaron diputados nacionales y porteños, referentes del SEDRONAR y de organizaciones destinadas a la atención de los drogadependientes.

También estuvo el obispo auxiliar y vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, quien habló refiriéndose al pasaje evangélico del Buen Samaritano, tema que también abordó el padre Di Paola.

Allí se difundió además un video de 15 minutos con testimonios de habitantes de la villa 21-24, de Barracas, que intentan salir de la adicción al paco.+

Texto completo del documento (en formato PDF):
http://www.aica.org/aica/documentos_files/Otros_Documentos/Varios/El-Desafio-del-Paco.pdf

lunes, 17 de mayo de 2010

Celebrar el Bicentenario en la Ciudad de Buenos Aires (2010-2016), por el equipo de "curas villeros" de la ciudad.

Estamos entrando en la celebración del Bicentenario de nuestra Patria (2010-2016). La Misión de la Iglesia en la Argentina no puede estar separada de este acontecimiento. [1] El anhelo es “poder celebrar un Bicentenario con justicia e inclusión social”.[2]

Como Equipo de Sacerdotes para las Villas de la Ciudad de Buenos Aires nos preguntamos: ¿cómo hacer realidad este anhelo en nuestros barrios?

La pastoral popular que desarrollamos desde el Evangelio, tiene como horizonte “contribuir a la integración y unión de un pueblo… unir al pueblo que está en las villas con el pueblo de la ciudad”.[3] Sabemos que “los retrasos en la integración tienden a profundizar la pobreza y las desigualdades”,[4]por eso nos parece imprescindible trabajar por la integración urbana.

Ahora bien, al tratar de pensar los sucesos de hace ya doscientos años, y que todos conocemos, buscamos recoger con el pensamiento y traer a la memoria las cosas ocultas, descuidadas y dispersas. Es necesario que la memoria de un pueblo que celebra busque en si misma lo que se ha escapado, pero no se ha perdido, sino que sólo está oculto.

Cuando leemos, escuchamos o vemos relatos sobre nuestra historia solemos encontrarnos con nombres de un grupo muy reducido de la población. Cuando estudiamos por ejemplo el período independentista del que ahora comienza a celebrarse su bicentenario, los nombres que se mencionan son los de personas que fueron muy importantes en el proceso, pero que evidentemente no lo hicieron solos. Miles de mujeres y hombres cuyo recuerdo casi se ha perdido fueron también partícipes del proceso de independencia y su acción fue decisiva en los acontecimientos que estamos celebrando. Por eso, si se tiene en cuenta sólo a quienes hoy tienen calles que llevan sus nombres, se está centrando la atención nada más que en una minoría ilustrada. Y queda afuera el grueso de la población, lo que en la época se llamaba “el bajo pueblo”. Pero si no contemplamos la acción de ese bajo pueblo no entendemos la historia en su plena verdad.

Queremos destacar entonces, la influencia del “bajo pueblo” en los acontecimientos que celebramos: “ese grupo no fue una caja de resonancia de las decisiones y acciones de la elite porteña sino que también contribuyó a delinear el destino de Buenos Aires. Es más, no es posible comprender la política porteña de la época si no se atiende a la participación plebeya”[5].

Hoy en día el pueblo que habita las periferias de la ciudad también puede recibir este nombre de “bajo pueblo”. Y nosotros creemos firmemente que está llamado a tener un rol protagónico en la celebración del Bicentenario.

Tal vez alguien podría afirmar que las Villas están habitadas por muchos extranjeros. ¿Por qué incluirlos en “nuestra” celebración? Pero en realidad, “si algo no ha de resultar ‘extraño’ (=extranjero) a nuestra sensibilidad es precisamente el extranjero. Estamos en un pueblo que a lo largo de su historia ha incorporado continuamente a extranjeros, que aportaron valores de sus propias culturas”[6]

Este año celebramos el Bicentenario de la Revolución de Mayo, que inicia el proceso que terminará en la independencia de un nuevo país, Argentina. Ahora bien, a partir de 2010 comienza una serie de bicentenarios importantes para nuestro país: la bandera y la batalla de Tucumán en 2012, la Asamblea del Año XIII y la libertad de vientres en 2013, la independencia en 2016, el Cruce de los Andes en 2017, la batalla de Maipú en 2018, por citar sólo los más destacados. Pero la década que se inicia no sólo trae celebraciones para nuestro país, es una década americana. Porque en 1810 no sólo se formó una junta en Buenos Aires, sino que también hubo juntas en Caracas, Santiago de Chile, Bogotá, Quito y en parte de México. Porque “nuestra” guerra de independencia es la misma que condujo a las independencias de Chile, Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay, por citar sólo los casos cercanos.

En esa época la gente tenía dos identidades: el lugar donde nació (así había salteños, mendocinos, porteños, correntinos, cordobeses, potosinos, cochabambinos, limeños, asunceños, etc.) y ser americano. No existían las identidades nacionales todavía. Por eso, sólo podemos entender el proceso de la independencia si lo vemos como un fenómeno americano y no sólo argentino. “El pueblo argentino nace en el espacio fraterno de la solidaridad latinoamericana que no puede ser borrado de la memoria histórica”[7]

Este es el Bicentenario de todos. Por eso, es también la celebración de los bolivianos, paraguayos, peruanos, uruguayos y otros latinoamericanos que viven en nuestro país, en nuestra Ciudad de Buenos Aires y por consiguiente en nuestras Villas. Sería muy bueno que pensemos a los años que vienen como una oportunidad para la integración; que sea el Bicentenario de la integración.

Los vecinos de nuestros barrios de indudable condición social pobre, no son simplemente carentes de dinero, sino que tienen un modo de ser, una cultura propia. Hay en nuestras Villas una enorme riqueza cultural que ha tenido como origen la llegada a la gran ciudad, de familias del interior del país y de países limítrofes. Se respira y se vive una cultura popular que tiene como núcleo la fe en Dios y en la Virgen[8]. Cultura popular que entiende el barrio ante todo como el vínculo de los vecinos que anhelan vivir los valores de la fraternidad y la solidaridad. Hay en la mayoría de los habitantes de nuestras Villas un deseo profundo de progresar; pelean cada día por una vida más digna.

Por otro lado esta realidad se da en un contexto de marginación dentro de nuestra querida Buenos Aires. Nos parece que hay entre otros, dos presupuestos que dificultan la integración de nuestros barrios a la Ciudad y tienden a deslegitimizar todo derecho del habitante de la Villa a vivir en este sector de la Ciudad. El primero tiene que ver con la propiedad privada[9]: “no es su tierra, no pagan todos los impuestos, ni todos los servicios, por eso no son ciudadanos”. Y es así que los criterios más pragmáticos de una sociedad capitalista privilegian el potencial lucrativo de la tierra por sobre el derecho a la vivienda de los más pobres. El segundo presupuesto tiene que ver con el privar de todo valor a la cultura popular que allí se vive por identificarla a algunos de los antivalores que se dan en ella[10].

Pero si miramos desde otra perspectiva constatamos que se da de hecho una enorme desigualdad de oportunidades respecto de otros barrios. Los habitantes de la Villa, cada uno con su rostro, su raíz y su esperanza, merecen ser respetados e integrados al todo de la Ciudad. Para ello en primer lugar es necesario escucharlos. Son vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, no se puede ocupar su lugar dejándolos al margen de las decisiones, sobretodo en temas que afectan directamente a su vida. Para nosotros los más pobres son sujetos de su propio destino, de su promoción humana integral.

Ahora bien, creemos que considerar a los más pobres no como objeto, sino como sujeto, implica también reconocer que los más pobres tienen una manera particular de pararse frente a la realidad, un modo de situarse frente a la vida. No sólo dan que pensar, sino que piensan; no sólo despiertan sentimientos sino que sienten. Tienen una cosmovisión que ofrecer. Esto parece una verdad elemental, sin embargo, en la práctica, a la hora de trazar políticas de Estado para estos barrios no es suficientemente tenida en cuenta. Tal vez habría que decir que a lo largo de los años las decisiones sobre las Villas cambiaron con los sucesivos gobiernos. Entonces descubrimos por ejemplo que el verdadero urbanizador ha sido el vecino común de la Villa. En muchos de los casos fueron los mismos villeros los que hicieron habitables algunos sectores de la ciudad ganando espacio a un basural, o rellenando una laguna.[11]

La celebración del Bicentenario en nuestra Ciudad de Buenos Aires es una ocasión para reconocer al pueblo que habita la Villa como un interlocutor al que hay que primeramente escuchar para entrar en un diálogo fecundo. Por eso se trata de una escucha sincera y eficaz que lleve soluciones reales, que ayuden a recuperar la confianza del vecino común de la Villa en los funcionarios públicos, en la justicia etc.

Este tipo de escucha ciertamente ayudará a bajar los niveles de enojo y de violencia que a veces vemos en los barrios. Por eso no alcanza conocer el barrio a través de punteros políticos. No alcanza conocer la Villa a través de la televisión o los diarios. No alcanza, porque aquí estamos hablando de que se desatienden los derechos más elementales: el derecho a la alimentación, el acceso al agua, a la educación básica, al cuidado de la salud, a una vivienda digna. etc. Estamos hablando aquí de derechos universales de todo ser humano sin distinciones ni discriminaciones. Estos derechos elementales suponen el cumplimiento de los deberes más elementales por parte del Estado. Deberes que la Iglesia, las ONG, los grupos comunitarios de nuestros barrios y la sociedad en general, tenemos también que asumir como propios, según nuestras posibilidades. Esta es nuestra responsabilidad ya que la solidaridad es algo de todos, no se le puede exigir todo al Estado[12].

En la gran ciudad muchas veces se reivindica el derecho a lo superfluo y nos olvidamos que en la periferia de la misma se vulneran los derechos más elementales[13].

El Evangelio de Jesús nos enseña que cada persona es sagrada, cada una tiene una dignidad infinita y debemos respetarla. Esta Buena Noticia debe ser anunciada y realizada entre los más pobres.[14] El programa de Jesús, ese camino que va desde los pobres a todos, nos parece un programa más que válido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar.



En camino hacia la integración urbana.



Si tenemos pasión por el Bien, si realmente queremos pagar la deuda social en los barrios más pobres de la Ciudad, la celebración del Bicentenario se presenta como una gran oportunidad. La misma abarcará un período de seis años; esto nos da la posibilidad de escucharnos y a través del diálogo buscar consensos que nos permitan realizar acciones concretas, que ayuden a integrar las Villas a la Ciudad de Buenos Aires.

En un primer paso habría que buscar un método para escuchar a los vecinos de las Villas, recogiendo así los deseos y necesidades que el pueblo de la Villa experimenta. Tal vez por ejemplo se descubra que primero desean una escuela cerca, o una guardería para que las mamás puedan salir a trabajar y sólo luego cambiarle el nombre a las calles, para que no sean los mismos nombres que las de otras calles de la ciudad.

Obviamente se necesita alguien en el Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires que tenga la mirada del conjunto de estas aspiraciones de los vecinos de las Villas y articule la necesaria participación de distintos ministerios y áreas del Estado, para que en lo concreto del trabajo de integración de las Villas al todo de la Ciudad no se superpongan roles y funciones, ni se actúe de manera desarticulada.

También es necesario más allá de las diferencias políticas, el diálogo, el consenso y las acciones comunes entre el gobierno nacional y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre temas que hacen a la promoción y al cuidado de los más pobres que viven en las Villas de la Ciudad.

El Bicentenario nos da la posibilidad de mirar hacia delante, de proyectar, de votar un presupuesto, de realizar acciones concretas y de evaluar los objetivos consensuados. Por consiguiente es necesario una vez escuchados a los vecinos de estos barrios trazar políticas de Estado más allá de quien gobierne.

Estamos hablando entonces de un acuerdo social y político que favorezca la integración de las Villas a la Ciudad. La deuda social es enorme, visualizamos esta propuesta como un camino para alcanzar una mayor justicia social.



Pedimos a la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, que nos inspire los caminos para celebrar un Bicentenario con justicia e inclusión social.





- José María Di Paola, Carlos Olivero, Facundo Berretta y Juan Isasmendi de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta.

- Guillermo Torre, Martín Carrozza y Eduardo Drabble de la Villa 31.

- Gustavo Carrara, Joaquín Giangreco y Hernán Morelli de la Villa 1-11-14.

- Franco Punturo y Pablo Ostuni de la Villa 20.

- Sebastián Sury y José Nicolás Zámolo de la Villa 15.

- Pedro Baya Casal y Martín De Chiara de la Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo.

- Nibaldo Valentín Leal de la Villa 6.

- Sergio Serrese de la Villa 19.

- Enrique Evangelista de la Villa 26.

- Jorge Torres Carbonell de la Villa Rodrigo Bueno.



Equipo de Sacerdotes para las villas de emergencia

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 11 de mayo de 2010.



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[1] Cfr. Carta Pastoral de los Obispos argentinos con ocasión de la Misión Continental. 20 de agosto de 2009. Nº 35-37.



[2] Conferencia Episcopal Argentina. Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad (2010-2016). 14 de noviembre de 2008. Nº 5.



[3] Gera Lucio. Nuestra Mirada. Documentos y reflexiones del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia. Editora Patria Grande. Buenos Aires. Setiembre 2009. Pág. 8.



[4] Documento de Aparecida. V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Nº 528.



[5] Di Meglio Gabriel. ¡Viva el bajo pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la Revolución de Mayo y el Rosismo. Prometeo libros. Buenos Aires, 2007. Pág. 15.



[6] Gera Lucio. Nuestra Mirada. Documentos y reflexiones del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia. Editora Patria Grande. Buenos Aires. Setiembre 2009. Pág. 10.



[7] Conferencia Episcopal Argentina. Iglesia y Comunidad Nacional. 4-9 de Mayo de 1981. Nº 8.



[8] La cultura popular experimenta a Dios como un Dios bautismal y bautizador. El cual hace al hombre Hijo de Dios, le da por tanto conciencia de su independencia frente a cualquier otro “señor” y de su radical igualdad y solidaridad con respecto a todos los hombres. Y por consiguiente inserta al bautizado en el proceso de liberación de todo el pueblo. Por otro lado la Virgen María tiene un vínculo cercano, íntimo y amoroso con cada uno de sus hijos y a su vez los constituye en un pueblo de hermanos. La Virgen es la “Mamita” que congrega y así se fortalece el tejido social. Esto se da en una cultura en que la madre, la maternidad y la tierra madre ocupan un lugar central.



[9] “La tradición cristiana nunca ha aceptado el derecho a la propiedad privada como absoluto e intocable: “Al contrario, siempre lo ha entendido en el contexto más amplio del derecho común de todos a usar los bienes de la creación entera: el derecho a la propiedad privada como subordinada al derecho al uso común, al destino universal de los bienes”... “La propiedad privada, en efecto, cualquiera que sean las formas concretas de los regimenes y de las normas jurídicas a ella relativas, es, en su esencia, solo un instrumento para el respeto del principio del destino universal de los bienes, y por tanto, en último análisis, un medio y no un fin”. (CDSI Nº 177).

“El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particularidad solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentren en situación de marginación, y, en cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado”. (CDSI Nº 182).



[10] “La crítica de la cultura popular es indispensable. Irresponsable sería justificar toda su producción en aras de su ‘positividad’. Por decirlo de otro modo, mucho de la producción popular obedece a principios de realidad (de supervivencia, de oposición, de protesta, de revuelta o de resistencia). En este contexto, si la crítica política no se inicia con la propuesta de salida de la asimetría social, cultural y económica, debemos sospechar que se trata de un ardid” Denis Merklen en: Bajo Continuo. Exploraciones descentradas sobre cultura popular y masiva. Pablo Semán. Editorial Gorla. Buenos Aires, 2006. Pág. 19.



[11] “Si las poblaciones pobres, por cuenta propia y con tan pocos recursos consiguen realizar tanto, ¿de qué no serán capaces si contaran con la colaboración y ayuda que reivindican?” Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil. Tierra, vivienda urbana y ambientes pobres. Nº 57.



[12] Cfr. Benedicto XVI. Caritas in veritati Nº 38.



[13] Cfr. Ibidem. Nº 43.



[14] “En esta época, suele suceder que defendemos demasiado nuestros espacios de privacidad y disfrute, y nos dejamos contagiar fácilmente por el consumismo individualista. Por eso, nuestra opción por los pobres corre el riesgo de quedarse en un plano teórico o meramente emotivo, sin verdadera incidencia en nuestros comportamientos y en nuestras decisiones. Es necesaria una actitud permanente que se manifieste en opciones y gestos concretos, y evite toda actitud paternalista. Se nos pide dedicar tiempo a los pobres, prestarles una amable atención, escucharlos con interés, acompañarlos en los momentos más difíciles, eligiéndolos para compartir horas, semanas o años de nuestra vida ...” (DA. Nº 397).

miércoles, 12 de mayo de 2010

Trabajo Práctico Nº1 - 4º A - B - C

La Fecha de Entrega del Trabajo Práctico de "El Mundo Actual y sus grandes desafíos" es el 26 de mayo.
En este blog encontrarán también material para la realización del mismo.
Suerte!
Claudia

domingo, 9 de mayo de 2010

Curas villeros: predicadores de la Teología del Pueblo

www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1262615
Curas villeros: predicadores de la Teología del Pueblo

Se consideran hijos del movimiento de sacerdotes tercermundistas que lideraba Carlos Mugica, asesinado por la Triple A. Hoy, a 36 años de esa muerte, sienten que su compromiso con los pobres no exige definiciones políticas. ¿Quiénes son y cómo piensan los integrantes del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia? Su relación con Bergoglio y las tensiones con Macri

www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1262615

martes, 27 de abril de 2010

Caritas in Veritate (29Jun09): El Papa pide una "autoridad mundial" para controlar la crisis económica

http://www.clarin.com/diario/2009/07/08/elmundo/i-01954657.htm - 29 Jun 09
El Papa pide una "autoridad mundial" para controlar la crisis económica

La Encíclica de Benedicto XVI: El Vaticano difundió "Caritas in Veritate"

Lo reclamó en una nueva encíclica, en la que exige un orden financiero más ético.

Pocas horas antes del comienzo en la ciudad de L'Aquila, a unos cien kilómetros de aquí, de la reunión cumbre de las grandes potencias industriales en el G8 y las que están emergiendo como China, la India y Brasil, el Papa lanzó su esperada encíclica social. En ella, Benedicto XVI propone gobernar la crisis social devastadora que vive el planeta globalizado con un postcapitalismo que permita superar a un mundo financiero "sin Dios" y "sin ética" que ha hecho descarrilar a la economía mundial.

La encíclica fue presentada a los periodistas "vaticanistas" ayer en una conferencia de prensa en el Vaticano. El cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, afirmó que Caritas in veritate "anima a la sociedad a superar la crisis".

Benedicto XVI, un tradicionalista que ha sido emotivamente afectado por la vastedad de la crisis global y el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y los países pobres, propone una utopía concreta que auspicia "una reforma urgente de la ONU" y "una autoridad política mundial" para gobernar el sistema financiero mundial que "goce de una verdadero poder efectivo para garantizar el desarrollo de la justicia y los derechos humanos".

En un documento de 136 páginas dividido en seis capítulos, que respiran la atmósfera de las grandes encíclicas sociales de sus predecesores, como la Populorum Progressio de Pablo VI, en 1967, y la Sollicitudo rei socialis de Juan Pablo II, de 1988, Benedicto XVI ataca duramente los excesos del sistema capitalista y reclama una globalización del rostro humano, que ponga a las personas y a los valores éticos en el centro de un mercado regulado y protegido de los abusos, que han caracterizado la codicia de la "desregulación" del capitalismo financiero.

La encíclica fue elaborada desde hace al menos dos años, pero el estallido de la crisis en setiembre 2008 y el viaje de Benedicto XVI a la realidad dramática de Africa lo convencieron de que era necesaria una encíclica del más alto nivel ante las dimensiones de la crisis de un mundo capitalista que debía ser superado con nuevas ideas y propuestas de fondo.

Caritas in Veritate (Caridad en la verdad), que es la tercera encíclica del Papa en sus cuatro años de reinado, está dirigida a los 5000 obispos de la Iglesia y a los 1130 millones de fieles católicos bautizados de todo el mundo. El Papa, que también hace referencias religiosas a la ética basada en la ley de Dios y los principios cristianos, y que repudia nuevamente el aborto, las manipulaciones genéticas, el ateísmo y el control de los nacimientos, afirma que la sociedad debe "defender los derechos inalienables de los trabajadores", critica la precariedad laboral y pide "acogida y respeto para los inmigrantes", que "no son una mercancía sino seres humanos".

El desarrollo, afirma el Pontífice, "es un factor positivo que ha sacado de la miseria a millones de personas". Pero "está aquejado por desviaciones y problemas dramáticos que la actual crisis ha puesto más de manifiesto". Asimismo, considera que una actividad financiera "mal utilizada y en buena parte especulativa" ha causado "efectos perniciosos sobre la economía real" y los flujos migratorios han sido con frecuencia "provocados y no gestionados adecuadamente".

"Es necesario -sostiene- que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones". Y agrega que "la globalizacion no es buena ni mala. Será lo que la gente haga de ella".

Benedicto XVI considera que "responder a las exigencias morales más profundas de la persona tiene también importantes efectos beneficiosos en el plano económico. En efecto, la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera sino de un ética amiga de la persona".

En otro tramo de la encíclica, el Papa señala: "Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera autoridad política mundial, que debe atenerse a los principios de subsidiariedad y solidaridad".

El Papa también demuestra su gran preocupación por los problemas del medio ambiente, sin duda de cara a la asamblea mundial sobre el clima que tendrá lugar a fin de año en Copenhague, la capital de Dinamarca. Benedicto XVI considera que "un grave impedimento para el desarrollo de los países pobres" es el acaparamiento, que denuncia, de los recursos por parte del Estado y de grupos de poder.

"Las sociedades tecnológicamente avanzadas pueden y deben disminuir la propia necesidad energética, mientras debe avanzar la investigación sobre las enegías alternativas". Pero las causas del subdesarrollo no son solo materiales. El progreso humano "viene negado y deshumanizado" si no hay una perspectiva de vida eterna.

"La sociedad cada vez más globalizada nos acerca pero no nos hermana y hay que movilizarse para que la economía evolucione hacia salidas plenamente humanas", señala la Caritas in veritate.

El exclusivo objetivo de ganar, de tener más sin el bien común como último fin, "amenaza con destruir la riqueza y crear pobreza".

El documento del Papa también ataca el proceso de deslocación de las producciones de los países más avanzados y con un costo del trabajo más alto hacia las naciones pobres. También condena los recortes en el gasto social que se registraron en los últimos años y que han aumentado a partir de la actual crisis social.

"Los operadores financieros deben redescubrir el fundamento propiamente ético de su actividad. Hay que reglamentar el sector para dar garantías a los sujetos más débiles", afirma Benedicto XVI. El Papa apoya las medidas de regulación que se apresta a adoptar el G20 (grupo de los 20 países más industriales y de desarrollo intermedio, entre ellos la Argentina), en la reunión que se hará en EE. UU., en setiembre próximo.

"La lógica mercantilista debe conducir a la consecución del bien común". "El mercado no es negativo por naturaleza", afirma el pontífice. "La actual crisis muestra que los tradicionales principios de la ética social, transparencia, honestidad y responsabilidad, no pueden ser descuidados".

El Papa critica por ser "con frecuencia muy costosos" los aparatos burocráticos de los organismos internacionales y les pide que se interroguen sobre la necesidad de una reforma. "A veces los pobres sirven para mantener con vida dispendiosas organizaciones burocráticas. Es necesario transparencia", reflexiona Benedicto XV.

El pensamiento del Pontífice
"Caritas in veritate" es la tercera encíclica del actual Papa. Sus ideas constituyen una vigorosa exhortación a atender los problemas sociales, éticos y políticos que plantea la globalización financiera sin regulación.

Rúbrica. La encíclica fue firmada por Benedicto XVI el lunes último, un día antes de su difusión mundial. En "Caritas in veritate", el Papa sostiene que la economía global debe tomar en consideración a los más pobres.

Deus caritas est
Es la primera encíclica de Benedicto XVI. Fue publicada en 2006. Trata sobre el amor. Dice que, en un mundo en el cual al nombre de Dios se lo asocia a veces con la venganza o incluso el odio y la violencia, el mensaje cristiano del Dios Amor es de gran actualidad. Hace una reflexión teológico-filosófica sobre el amor en sus diversas dimensiones. Y luego refiere al ejercicio concreto del mandamiento del amor al prójimo.

Spe Salvi
Aborda la cuestión de la esperanza. Sostiene que éste es un "elemento distintivo de los cristianos" porque "ellos tienen un futuro, saben que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío". Y señala que los cristianos "no somos esclavos del universo" y de "las leyes de la casualidad de la materia" sino seres libres.

http://www.clarin.com/diario/2009/07/08/elmundo/i-01954659.htm
Los trabajos de cuatro precursores
LA ENCICLICA DE BENEDICTO XVI

León XIII

Con su encíclica Rerum Novarum, comienza la Doctrina Social de la Iglesia. Publicada en plena revolución industrial, 1891, advertía sobre las condiciones inhumanas del trabajo de la clase obrera. Y tuvo gran impacto en el mundo laboral.


Juan XXIII

Su encíclica Pacem en Terris, escrita en 1963 era una invitación a la paz y una condena a la carrera armamentista en medio de la Guerra Fría. "Es imposible pensar que en la era atómica la guerra pueda ser utilizada como instrumento de justicia", decía.


Pablo VI

En su encíclica Populorum Progressio, difundida en 1967, afirmó que sólo con el desarrollo de los pueblos se puede alcanzar la paz. Por esa razón, la frase por la que se recuerda ese texto reza categóricamente: "El desarrollo es el nuevo nombre de la paz".

Juan Pablo II

Escribió tres encíclicas sociales. Pero la que más impacto tuvo fue la Centesimus Annus, donde trazaba una diferencia de hierro entre el capitalismo salvaje, sin reglas ni valores, de otro que libera las potencialidades creativas del hombre.

http://www.clarin.com/diario/2009/07/08/elmundo/i-01954662.htm
Un escrito que evoca la doctrina social clásica de la Iglesia
EL SENTIDO DEL APORTE PAPAL

Por: Sergio Rubin
No sólo hicieron ruido en los primeros años del pontificado de Benedicto XVI sus poco prudentes afirmaciones sobre el profeta Mahoma y sus polémicas objeciones al uso del preservativo como método de prevención del sida. O su desconcertante decisión de liberar el latín en las misas y el haberle levantado la excomunión a cuatro obispos lefebvristas, lo que conllevó el plus de un fuerte roce con la comunidad judía por las declaraciones negacionistas del Holocausto de uno de ellos. Porque, a poco de ser Joseph Ratzinger entronizado pontífice, comenzó a retumbar en los ámbitos progresistas de la Iglesia el silencio que le achacaban al nuevo pontífice frente a los problemas sociales. Para muchos observadores, la elección de un cardenal alemán siempre preocupado por "marcar la cancha" doctrinaria en el catolicismo y particularmente preocupado por la "descristianización" de Europa, los padecimientos del lejano Tercer Mundo iban a estar muy lejos de la atención del nuevo Papa. Hay que admitir que, cuanto menos, las apariencias les daban la razón: es difícil encontrar en los primeros tiempos de este pontificado referencias enfáticas, medulares a lo social. El Papa alemán parecía más mortificado por combatir la "dictadura del relativismo" que erosiona las bases de los principios morales, en vez de denunciar una pobreza escandalosa y enrolarse en la lucha contra una desigualdad telescópica.

Por eso, la difusión de una encíclica sobre la cuestión social -ya había difundido otras dos, pero sobre la caridad y la esperanza- conllevan algo de novedad. No en lo que se dice que, en ese sentido, sigue y actualiza una línea que viene desde la época de León XIII, hace más de cien años. Sino en que lo reafirme. El teólogo brasileño disidente Leonardo Boff lo colocó ayer en estos términos: "El Papa puso poca atención en estos años al mundo exterior; estuvo más concentrado en asuntos internos, en disciplinar a la Iglesia institucional, en encuadrar a los teólogos; lanzar una encíclica social me sorprende, es salir un poco al mundo".

Es cierto que Benedicto XVI se tomó su tiempo. También es verdad que la crisis financiera mundial demoró su difusión para agregarle nuevos elementos. Y que ello le permite decir que la avidez descontrolada de ganancias y la creación ficticia de dinero, que parece estar en el corazón de la crisis, puede hacer tambalear todo porque todo sistema debe asentarse en pilares éticos y controles razonables. O sea, le permite revalidar pilares de la Doctrina Social de la Iglesia. De paso, muestra lo que mejor le sale: escribir. Los defensores de Ratzinger suelen decir que el carismático Juan Pablo II era un Papa para ver y Benedicto XVI para leer.

Hacia adentro de la Iglesia, la encíclica posibilita un achicamiento de la brecha entre el Papa y los sectores más preocupados por lo social. En la propia Iglesia argentina, ya hay un movimiento para potenciar el mensaje del Papa. Al fin de cuentas, después de tantos contratiempos no quieren dejar pasar una buena oportunidad. Y, se sabe, nunca es tarde cuando la dicha es buena.

http://www.clarin.com/diario/2009/07/07/um/m-01954349.htm

El Papa culpa de la crisis a la "economía sin ética" y pide cambios en la ONU
Fue en su encíclica "Caridad en la verdad". Benedicto XVI sostuvo que las Naciones Unidas y otros organismos internacionales son "inadecuados ante los sufrimientos de la humanidad".
El papa Benedicto XVI, en su encíclica "Caritas in veritate" (Caridad en la verdad), presentada hoy en el Vaticano, escribió que la crisis actual se debe a "una economía sin ética y a unas finanzas sin Dios" y que la ONU y otros organismos internacionales "resultan inadecuados ante los sufrimientos de la humanidad".

"La crisis actual aumenta las desigualdades sociales, la pobreza extrema, el drama del trabajo precario e incluso pone en peligro la democracia", expresó Benedicto XVI en la encíclica, cuya versión en italiano tiene 142 páginas.

El Pontífice confirmó el "no" de la Iglesia Católica al aborto, la eutanasia y la eugenética, defendió el trabajo estable "para todos", y pidió que se respeten los derechos humanos de los emigrados, que "no son una mercadería", y que se tutele el ambiente, saqueado por los países ricos. Ante los sufrimientos de la humanidad, observó el Pontífice, la ONU se demostró incapaz de afrontar las sacudidas de la globalización.

El Papa acusó a las agencias de la ONU de querer imponer planes de control de los nacimientos a los países pobres, incluso con el aborto. Del mismo modo, las señaló por no haber conseguido afrontar hasta ahora "el escándalo del hambre", en parte por el despilfarro y la falta de transparencia en las ayudas.

El respeto por la vida, puntualizó, "no se puede separar de modo alguno" del desarrollo de los pueblos. Por esto, dijo el Papa, sirven una reforma de la ONU y una "nueva autoridad política mundial", capaz de afrontar los procesos globales con "poder efectivo", pero respetando "los principios de solidaridad y subsidiaridad.

La encíclica reitera que la Iglesia no es contraria al "mercado", a condición de que no se reduzca a la búsqueda del beneficio y admita la presencia de distintas formas económicas y la influencia del Estado y la sociedad civil.